¿Qué tenemos que hacer para aprender a desarrollar nuestro propio sexo y reconocerlo?
El varón de niño se encuentra en la esfera de su madre, experimentando lo femenino de ella. Si permanece ahí, lo femenino inunda su alma, y él experimenta a la mujer como demasiado poderosa. Este hecho le impide tomar al padre, por lo que lo masculino en él queda restringido y va perdiendo cada vez mas fuerza. En la esfera de la madre, el hijo frecuentemente no consigue ser mas que un adolescente, un favorito de las mujeres o un amante, pero no un hombre. Para hacerse hombre, tiene que resistir a la tentación de hacerse o poder ser mujer el mismo. Por lo tanto, tiene que renunciar a la primera mujer en su vida y, tempranamente pasar de la esfera de la madre a la del padre; tiene que desligarse de ella para ponerse al lado del padre. Es una gran renuncia para el hijo y una incisión profunda. Antes se tomaba conciencia de esto y se realizaba mediante los ritos de iniciación. Después, el chico ya no podía volver con la madre. En nuestra cultura, el paso del desprendimiento de la madre, se daba al ser llamado el joven al servicio militar. Allí los adolescentes se convertían en hombres. Hoy quizás se decidan por el servicio social, y a cambio, siguen siendo hijos de mamá.
Con el padre, el hijo se convierte en un hombre que ha renunciado a lo femenino en sí mismo. Así puede recibir lo femenino como obsequio de otra persona, de una mujer, creándose así una relación duradera con una pareja intima.
También la hija al principio esta con la madre, experimentándola como fuerte, pero de manera distinta que el hijo. Ella tiende al padre. Experimenta lo masculino primero en la relación con el padre, y eso la fascina. Si permanece en su esfera, lo masculino inunda su alma. En un caso así no llega a ser más que una chica o una querida, pero no una mujer. Más tarde no puede dirigirse íntegramente a otro hombre, ni valorarlo ni tratarlo de igual a igual.
Para hacerse mujer, la hija tiene que renunciar al primer hombre en su vida, es decir, al padre, retirarse de él y volver con la madre, ponerse al lado de ella. Ahí se convierte en mujer, y más adelante encontrara a su propia pareja, al hombre del que puede recibir lo masculino como obsequio. Es justo lo contrario de la idea narcisista de que la mujer tendría que desarrollar lo masculino en su misma.
El mejor matrimonio se logra cuando el hijo del padre se casa con la hija de la madre. A menudo, sin embargo, la hija que prefiere al padre frente a la madre se casa con el hijo que prefiere a la madre frente al padre. En un caso así, las cosas se complican y faltan tensión y fuerza. El tema de la renuncia, por lo tanto, aparece ya muy temprano. Estoy pensando en una edad de entre seis o siete años. Sin embargo, no puedo demostrarlo, ni tampoco existen estudios científicos acerca de este tema.
Bert Hellinger citado por Gunthard Weber
Lo antes mencionado es muy conocido como el complejo de Edipo y Elektra, sin embargo, Hellinger nos lo hace ver con palabras del alma y con sabiduría ancestral. Muchas parejas que acuden a terapia, se percibe que precisamente el origen de sus conflictos reside en que aun son unos pequeñitos jugando a la familia feliz, por ejemplo los varones se dan cuenta que para ellos la madre opaca a su esposa o pareja, la madre cocina mejor, la madre limpia mejor, la madre es más brillante, la madre es mejor madre, la madre es la perfección y nadie la igualará. Grave error, porque de esa manera el varón pone en lugares difíciles a su pareja y a su madre, pues ahora dentro de su ser, ellas compiten por ser mejores para él. Es imposible que exista una competencia entre una suegra y una nuera, cada una presenta diferentes funciones, casa una tiene su propio camino, en ningún momento se cruzan, son paralelas, cada una da amor y atenciones a su manera y según el rol que les toca jugar.
La mamá del varón siempre será su madre, siempre será su primer ejemplo del género femenino, siempre ocupara los recuerdos más bellos de su crecimiento, y su pareja en ningún momento será su madre, la pareja no tiene porque competir para ser mejor que la suegra, al contrario si el varón pone a su madre en el lugar especial como su dadora por excelencia y ubica a su mujer como aquella que le regalara la complementariedad para su crecimiento y descubrimiento como hombre, (pues su pareja lo llevará a explorar nuevos territorio en la sexualidad y en la intimidad), entonces la relación que tiene el varón con su pareja será armónica y bendita.
Para lograr poner a mamá en ese lugar especial de renuncia amándola, el varón necesita moverse a la esfera de papá, ¿Cómo se hace eso? Es sencillo, HOMBRE DESCANSA DE ESA ADMIRACION INFINITA QUE LE HAS TENIDO A MAMÁ..SOLO DESCANSA Y GUARDALA EN TU INTERIOR, EMPIEZA A ADMIRAR A PAPÁ, NO ES NECESARIO QUE LO ACEPTES AL 100%, SIMPLEMENTE TÓMALO, RESPÉTALO CON SUS DEFECTOS Y CUALIDADES, MÍRALO SIN PREJUICIOS O JUICIOS, APRENDE DE LO MUCHO O POCO QUE TE PUEDA DAR, hasta de las omisiones puedes aprender a ser hombre. Cuando sientas dentro del alma la necesidad de agradecerle por lo que te dio y lo que no pudo darte…eso es señal que ya estas creciendo y siendo un gran hombre.
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