Los MANDALAS como herramienta terapéutica
El psiquiatra suizo, Carl Gustav Jung adoptó de la palabra Sánscrita mandala para describir el dibujo circular que hacían sus pacientes y él mismo.
Mandala significa centro, circunferencia o círculo mágico. Jung asociaba el mandala con el Self, el centro de la personalidad total. Él sugería que el mandala muestra la necesidad natural de sacar nuestro potencial, de cumplir con el patrón o esquema de nuestra personalidad total.
Crecer hacia la plenitud es un proceso natural que muestra e ilumina nuestros aspectos únicos y nuestra individualidad, a esto Jung lo denominó proceso de individuación. Está a favor de la búsqueda atenta y respetuosa de los símbolos del inconsciente como una manera de promover el crecimiento personal.
Jung consideraba que es a través de los sueños, la imaginación y el trabajo a través del arte donde se presentan de manera espontánea los mandalas, lo que él considera una evidencia de que el proceso de individuación -como una unidad armoniosa de la personalidad, con el Self sirviendo de principio unificador- está teniendo lugar.
Jung lo describe de la siguiente manera:
” es la premonición del centro de la personalidad, una especie de punto central dentro de la psique, al cual todo está relacionado, por el cual cada cosa es arreglada y el cual es en sí mismo una fuente de energía. La energía del punto central es manifestada en la compulsión y la urgencia casi irresistible de convertirse lo que uno es, así como cada organismo es conducido a asumir la forma y característica de su naturaleza, no importa cuales sean las circunstancias. El centro no es sentido o pensado como el ego pero, si uno pudiera expresarlo sería como el self “.
¿De dónde surge la idea del mandala?
El dibujo del círculo aparece muy al principio en la historia de la humanidad. Hay vestigios del su uso, así como del uso de la espiral y otros diseños similares, en gravados hechos en rocas antiguas encontrados en África, Europa y Norte América. El propósito de estos diseños continúan siendo un misterio, pero sabemos que había una causa importante debido a que fueron muchos los que fueron creados.
¿Qué es lo que sabemos acerca de los seres humanos que pueda ayudarnos a explicar el que hayan elegido el círculo como un dibujo significativo?
Vamos a utilizar para empezar la historia natural como una de las respuestas. Consideremos por un momento el origen de todos nosotros: crecemos a partir de un pequeño huevo redondo albergado dentro de la matriz de nuestra madre. En ese huevo estamos rodeados y firmemente sostenidos dentro de un espacio esférico. Cuando es el momento de nacer, somos empujados hacia abajo por una serie de músculos circulares a través del conducto tubular y salimos al mundo por una abertura circular.
Ya nacidos, nos encontramos en un planeta que es en sí mismo circular y que se mueve en una órbita circular alrededor del sol. Es curioso como la gravedad nos mantiene en la tierra y no somos concientes de la velocidad a la que vamos, sin embargo nuestros cuerpos si lo saben. Es más, si nos vamos a un nivel más profundo, el de los átomos que forman nuestro cuerpo, encontramos todavía otro universo donde los elementos continúan moviéndose en patrones circulares.
Tenemos entonces, tanto la experiencia sublime del movimiento circular, así como la de nuestra experiencia en el vientre de nuestra madre codificada en nuestro cuerpo, es por eso que estamos predispuestos a responder al círculo como una representación primitiva, ancestral y placentera de nuestra propia existencia. Esto es algo que compartimos todos los seres humanos nacidos tanto antiguos y como modernos.
Y si consideramos como era la vida de nuestros ancestros en este planeta hace mucho, mucho tiempo, podemos descubrir todavía más razones para comprender la importancia del círculo. Ellos vivían cerca de la naturaleza, de acuerdo a los ritmos naturales del cielo y la tierra, considerados fuerzas extrañas y poderosas que dictaban la forma de vivir sus vidas. Pensemos por ejemplo que por la noche cuando se retiraban a dormir, para mantener el calor de sus cuerpos se acomodaban alrededor del fuego y cuando necesitaban protegerse de las bestias creaban un círculo de fuego a su alrededor.
También podemos imaginar como se crearon rituales basados en el sol y la luna. Estos cuerpos celestes circulares que sirvieron a nuestros ancestros como símbolos naturales que dieron forma a la conciencia y que sirvieron para que los seres humanos desarrollaran su pensamiento más allá de los niveles instintivos. Algunos de las primeras practicas rituales en el mundo involucraban al sol.
El sol estaba entonces relacionado con el despertar de la conciencia, y cuando la noche caía el hombre dormía y la conciencia del hombre al igual que el sol desaparecía en la oscuridad. Con el nuevo día la persona se despertaba nuevamente a la conciencia; por lo tanto el dormir y estar despierto eran regulados por la luz de la luna y el sol.
Es en Dinamarca donde aparecen grabados antiguos que sugieren el paso del la mente grupal instintiva hacia la conciencia individual del self. Cerca del mar, aparecen en un barco gravados de la era neolítica. Se pueden observar huellas de pies sobre impuestas, algunas veces esta huellas de pies son sugeridas por un círculo trazado aparentemente alrededor de los pies de una persona. Una línea vertical divide el círculo indicando la separación entre los pies, una segunda línea es acomodada horizontalmente sobre la primera de tal manera que el diseño completo aparece como una cruz dentro del círculo.
Aparentemente este dibujo fue usado como un símbolo del sol por los pueblos antiguos. Lo curioso es que miles de años después el mismo dibujo es producido de manera espontánea por niños pequeños durante el proceso de desarrollar su sentido de la propia identidad.
Este cambio de conciencia que es naturalmente logrado por los niños pequeños modernos podría haber sido hecho por algunos individuos que se distinguieron y sobresalieron de la conciencia primitiva del grupo.
Una manera de entenderlo es imaginar lo siguiente: los sacerdotes eran individuos que habían sido elegidos para llevar a cabo los rituales del grupo. Pudieron haber funcionado en las ceremonias como los representantes del dios sol.
Este sacerdote al trazar en el lugar donde estaba parado una línea alrededor de sus pies mientras representaba al sol, pudo haber dejado un signo visible de la presencia de esa deidad como un evento importante. A lo mejor ese sacerdote representando al sol, podría en algún momento haber tenido una experiencia transfiguradora que le permitió haber hecho el cambio de pensamiento…
Una manera de explicar el proceso mental por medio del cual el cambio se dio pudo haber sido el siguiente:
Durante el ritual, mientras el sacerdote trazaba la línea alrededor de sus pies acostumbraba a decirse “Lo que ocupa este espacio es el sol”… sin embargo podría haber tenido este otro pensamiento “lo que ocupa ahora el espacio soy Yo”.
No tenemos manera de saberlo con seguridad, pero es posible que algunas de las primeras personas que se experimentaron ellos mismos como individuos hayan sido sacerdotes como los de Dinamarca. Al representar al sol quizá ellos tuvieron la posibilidad de conocerse a sí mismos como individuos, separados y aparte del grupo.
Fuera de tales experiencias, la conciencia del self puede haber nacido mediada por la interacción simbólica con la forma circular.
También la misteriosa y siempre cambiante luna pudo haber influido también el pensamiento del ser humano. A éste respecto Susanne Langer escribe:
“la luna expresa el misterio total de las mujeres, no sólo por sus faces sino por el complicado ciclo del tiempo a través del proceso de su completa desaparición” de acuerdo a Susanne Langer la luna se convierte en un símbolo incluso más rico que dice muchas cosas acerca de la vida misma.
“…así como la vida crece hasta completarse con cada una de las fases brillantes, así en el período menguante uno puede ver a la luna vieja gradualmente tomar posesión de las partes brillantes. La vida es devorada por la muerte en un proceso gráfico y el monstruo devorador fue el ancestro de la luz que muere. El significado de la luna es irresistible. Eras de repetición sostienen la imagen de la vida y la muerte enfrente de nuestros ojos. No es de sorprenderse si los hombres aprenden a contemplarla, para formase su noción de vida individual dentro del modelo de ese ciclo y concebir la muerte como el trabajo del espíritu de un ancestro, el mismo que dio vida, y la noción de resurrección y reencarnación debió surgir de tal contemplación.”
Por todo lo anterior no debe sorprendernos que nuestros ancestros hayan adoptado el círculo como un símbolo para la conciencia, la vida, la muerte y el renacimiento.
De esa manera el círculo fue incorporado dentro de la creación de los mitos en muchas culturas. Es a través de estas leyendas que se busca encontrar la respuesta a la pregunta ¿de dónde vengo? ¿quién soy?, preguntas que hemos seguido haciéndonos hasta nuestra época, que satisfacen la búsqueda personal ante el reto y nuestra necesidad de autodescubrimiento.
Al final, seguimos en esencia siendo los mismos pero…saludablemente y espiritualmente renovados!
Entonces…la importancia de los mandalas dentro del proceso terapéutico y en nuestro propio proceso de desarrollo es que tienen como principal función el conocimiento y comprensión de uno mismo de manera protegida, íntima y profunda!
La experiencia de hacer un mandala nosólo nos da la satisfacción de disfrutar el proceso de autodescubrimiento sino que termina siendo un bálsamo para curar nuestras heridas y mejorar nuestra autoestima.
¿En qué consiste el trabajo con los mandalas?
– Es un trabajo donde se utilizan medios artísticos para sacar a la luz aquello que desconocemos de nosotros mismos; es un medio y un fin al mismo tiempo!
– Permite explorar misterios… nuestros misterios que al aflorar a la superficie se convierten en valiosos recursos que nos dan la oportunidad de vivir más plenamente!
– El mandala nos invita a dejarnos llevar por el círculo vacío y plasmar en él aquello que nos sucede, lo que surja de nosotros mismos y que deseamos descubrir en ese momento.
– El éxito en la utilización del mandala como herramienta terapéutica radica en el planteamiento de una pregunta que como una llave mágica abre las puertas a nuestro mundo interno donde podemos contactarnos con nuestro yo auténtico.
– En el trabajo con mandalas nuestra mente encuentra un procedimiento no dañino que permite expresar aspectos dolorosos de nosotros mismos, es entonces cuando se produce la catarsis al ver reflejados de una manera protegida -en los dibujos realizados dentro del círculo que contiene- nuestros traumas, complejos, y heridas psicológicas que hemos estado guardando, que surgen para ser sanados y trasformados saludablemente.
¿Cómo funcionan los mandalas terapéuticos?
El objetivo de trabajar con los mandalas en la terapia es llevarnos al mismo centro del problema para darnos a conocer ahí la solución. Nos lleva de lo conocido a lo desconocido y viceversa.
Para entenderlo mejor podemos “usar el principio junguiano de que toda situación física negativa surge casi siempre de un conflicto mental, emotivo o místico, antiguo e incluso heredado que se debe lograr descubrir y sanar”.
El mensaje inconsciente expresado en el mandala son señales que nos dan la oportunidad de descubrir lo que verdaderamente necesitamos para lograr el cambio.
Al crear mandalas estamos creando conexiones en nuestro cerebro que avivan nuestro deseo de despertar trayendo protegidamente memorias y recuerdos olvidados.
Nuestra percepción de la realidad se trasforma saludablemente, construyendo con cada línea y cada trazo nuevas posibilidades de ser y de actuar para resolver.
Aspectos prácticos en el trabajo con los mandalas:
1o.- Nos conecta con el sentido de los límites, ya que nuestra tendencia natural es sentirnos limitados por el círculo y queremos salir de él- aunque dudemos en cómo hacerlo y porqué hacerlo-
2o.- Nos da una idea de nuestro propio sentido de los límites, nuestras raíces y el porqué de esos límites (normas, cultura, educación, religión).
3o.- También podemos abordar el conocimiento de nosotros mismos a través del inconsciente colectivo y entender nuestro comportamiento humano mediante el análisis de las fuerzas simbólicas y arquetípicas que nos rodean.
Este trabajo implicaría irse al conocimiento profundo de uno mismo y quizá experimentar tocar el vacío, la Nada, que es el punto central del mandala donde sólo el “Mi mismo” reside. Aunque para muchos experimentar “el vacío”, “el silencio”, “la nada” puede ser aterrador …sin embargo, el simple echo de conocerlo es transformador.(3)
Jung decía que este trabajo de ahondar en el inconsciente únicamente debe realizarse cuando estemos dispuestos a dejar de ser una copia o prolongación de algo o de alguien ya que al liberar lo que hay en el inconsciente y hacerlo consciente significa experimentar el “No YO”. (3)
Podemos entonces, si queremos, arriesgarnos a tratar de descubrir a través de la conjugación de líneas, formas, colores y símbolos, nuestras pautas de pensamiento o nuestras predisposiciones innatas que se reflejan en nuestra expresión instintiva, emotiva, sentimental e intelectual. Siempre con la confianza que será una experiencia protegida dentro del círculo sagrado que representa el mandala.
CONCLUSIONES: Como terapeuta, mi experiencia utilizando el arte como herramienta de trabajo ha sido muy fructífera y placentera, especialmente el trabajo con los mandalas que ha venido a ser una forma segura y cómoda – dentro del círculo sagrado que limita y contiene- para que los pacientes y/o alumnos en los talleres hablen a través del arte de lo que es difícil poner en palabras y que expresen de manera constructiva todo aquello que contiene el círculo.
“La experiencia de hacer mandalas no sólo nos da la satisfacción de disfrutar el proceso de autodescubrimiento sino que termina siendo un bálsamo para curar nuestras heridas y mejorar nuestra autoestima”. (2)
El mandala puede utilizarse para contestar una interrogante o varias, o simplemente para expresar “lo que siento ahora”!
Termina también convirtiéndose en un símbolo que representa tanto el problema o la situación a resolver como el cambio. Este último servirá como una ancla para instalar el bienestar.
Finalmente y de manera personal creo que el trabajo con los mandalas nos permite ir tejiendo nuestra realidad cotidiana de manera creativa y saludable!
Recomiendo entonces la práctica y la elaboración continua de los mandalas para continuar trasformándonos y evolucionando hacia nuevos horizontes de conciencia para una vida más plena…
Gracias, María Teresa Aguirre G.
Bibliografía:
– (1) “Creating Mandalas” for Insight, Healing and Self-Expresión, de Susanne F. Fincher. (1991) Editorial SHAMBHALA. Traducción libre de María Teresa Aguirre G. (dic.2008)
– (2) Síntesis del prólogo escrito por Amaya Sánchez Lago, libro “El mensaje secreto del mandala”, Ahimsa Lara Rivera. Ediciones Obelisco.
– (3) Introducción del libro “El mensaje secreto del mandala” Cómo recuperar sanado tu niño interior, de Ahimsa Lara Rivera. Ediciones Obelisco. (2a edición,febrero del 2006)
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